Ya sabemos cuánto influye nuestra genética en el índice de masa corporal: según un estudio realizado por la Universidad de Sussex (EEUU) entre el 35 y el 40% del IMC es heredado.
Este dato no se mantiene siempre, ya que, según este mismo trabajo, publicado en Economics and Human Biology, en el caso de los niños más obesos la proporción de IMC heredado pasa a ser de un 55-60%. Aparte, comprobaron que la transmisión intergeneracional del IMC es constante y un 20% del mismo corresponde a cada uno de los progenitores.
Para llegar a esta conclusión, el trabajo se hizo sobre datos de peso y estatura de 100.000 niños de España, Reino Unido, Estados Unidos, México, China e Indonesia.
“Nuestra evidencia proviene de los datos de todo el mundo con patrones muy diversos de nutrición”, afirma Peter Dolton, autor principal de la investigación, lo que quiere decir que este patrón se mantiene independientemente del nivel de desarrollo o tipo de economía del país en concreto.
“Los hijos de padres obesos son mucho más propensos a ser ellos mismos obesos cuando crecen, ya que el efecto de los padres es más del doble para los niños más obesos que para los niños más delgados”. Esta conclusión, considera Dolton, “debería servir para reflexionar sobre en qué medida la obesidad es el resultado de factores familiares y una herencia genética, en lugar de decisiones individuales”.
Pero, ¿se puede luchar contra ello? En este otro estudio dicen que sí: un estilo de vida saludable es más importante que el perfil genético.