La actividad física habitual es, como ya hemos comentado en distintas ocasiones, uno de los pilares de una vida saludable, junto a una dieta sana. Ahora, según un estudio que ha realizado la universidad de California, realizar actividad física y, con ello, quemar calorías puede ayudar también a reducir el riesgo de Alzheimer, independientemente de su estado cognitivo.
Si bien ya se sabía que el ejercicio puede convertirse en neuroprotector y con ello ayudar a reducir el riesgo de sufrir Alzheimer, este nuevo estudio relaciona directamente el gasto de energía con los cambios en el cerebro inducidos por el ejercicio. Con ello, se trata de una investigación que “añade un valor sustancial a los estudios epidemiológicos que abordan el papel de un aumento de la actividad física en el retraso de la manifestación clínica de la Enfermedad del Alzheimer existente».
Para realizar el estudio, se analizaron los datos obtenidos durante más de cinco años de 876 adultos de 65 años o más, que se sometieron a una evaluación cognitiva periódicamente así como a resonancias magnéticas para obtener imágenes cerebrales; además, proporcionaron información sobre sus actividades físicas cotidianas para determinar su rendimiento energético semanal.
Tras analizar los datos, se vio que un mayor gasto de energía a partir de una variedad de actividades físicas se asoció con un mayor volumen de materia gris en los lóbulos parietal, frontal y temporal así como en el hipocampo, el tálamo y los ganglios basales.
“El grupo con actividad física más elevada (500 calorías quemadas por la actividad física) tenía los volúmenes de materia gris más grandes y encontraba reducida la demencia de Alzheimer”, señala Cyrus Raji, responsable del equipo de investigación.
“Con una población en edad avanzada en rápido crecimiento, una mejor comprensión de las medidas preventivas para mantener la función cognitiva es crucial”.
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