Un trabajo llevado a cabo por científicos australianos publicado en “PLOS One” demuestra que los receptores gástricos para la capsaicina, el alcaloide en las guindillas responsable de su sabor picante, desempeña una función importante en la sensación de saciedad.
Por otra parte, también han observado que una alimentación rica en grasas puede dificultar la función de este receptor. A nivel práctico quien tolere y le guste la guindilla, debe tener en cuenta que el efecto saciante se anula si se ha cocinado con mucha grasa, es decir, por ejemplo, unas gulas no tienen por qué ir nadando en aceite.