Más motivos para sumar la actividad física a una vida sana: según un análisis de datos de más de un millón de europeos y estadounidenses, niveles más altos de actividad física están relacionados con un riesgo significativamente menor de varios tipos de cáncer.
En total, de 26 tipos de cáncer estudiados, se reducía el riesgo en 13, que bajaba del 42 al 10%: de esófago, de pulmón, de riñón, gástrico, de endometrio, leucemia mieloide, mieloma, de colon, de cabeza y cuello, de recto, de vejiga y el de mama.
Steven C. Moore, investigador principal del estudio y doctor en el Instituto Nacional del Cáncer en Maryland (EEUU) explica que son tres las vías que relacionan menor riesgo de cáncer con mayor actividad física. En primer lugar, por las hormonas sexuales, ya que los estrógenos se encuentran en niveles más bajos en mujeres físicamente activas. En segundo lugar, la insulina: “las personas activas tienen niveles más bajos de insulina, y la insulina en sí es un factor de riesgo de cáncer”. Por último, por la inflamación, ya que existen estudios que indican que el ejercicio está vinculado a niveles más bajos de marcadores inflamatorios, y ésta “es un factor general de riesgo de cáncer”.
“Estos hallazgos apoyan la promoción de la actividad física como un componente clave de los esfuerzos de prevención y control del cáncer en toda la población”, anuncian los investigadores.
Para Moore, “ahora tenemos suficientes evidencias para concluir que la actividad física puede ser una parte importante de la prevención del cáncer”.