El consumo frecuente de carne, pollo o pescado a la parrilla o muy tostado puede aumentar el riesgo de hipertensión

Un estudio realizado por el Departamento de Nutrición, de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, en Boston (EEUU) advierte del peligro de un alto consumo de carne, pollo o pescado a la parrilla o cocido a alta temperatura o una gran ingesta de carne bien cocida, ya que se asocia a un mayor riesgo de hipertensión.

El autor principal de este trabajo, Gang Liu, Ph. D, señala que: «Entre las personas que consumen carne roja, pollo o pescado regularmente, nuestros hallazgos implican que evitar el uso de métodos de cocción con llama al aire libre o con alta temperatura, como asar a la parrilla, al horno o tostar, puede ayudar a reducir el riesgo de hipertensión«.

Para llegar a esta conclusión trabajaron con datos de casi 33.000 mujeres del Nurses’ Health Study,que se realizó desde 1996 a 2012, y de 54.000 hombres del Health Professionals Follow-Up Study, realizado también en la misma época. Estos mostraron que el consumo de carne roja, pollo o pescado a la brasa o alta temperatura más de 15 veces al mes estaba relacionado con un riesgo un 17% mayor de sufrir hipertensión, si se comparaba con el grupo que lo consumía menos 4 veces al mes.

Concretamente, se observó que 37.123 participantes del estudio desarrollaron hipertensión. Entre los que habían tomado 15 ocasiones al mes carne roja, pollo o pescado, se comprobó que si habían utilizado métodos de cocción de alta temperatura (asar a la parrilla, al horno o tostar), el riesgo de sufrir hipertensión era de un 17% mayor que los que realizaban un consumo más bajo. Además, la posibilidad de sufrir esta enfermedad crecía si se trataba de carne roja, siendo algo menor respecto al pollo y al pescado.

Con estos datos, los científicos también comprobaron que también influye el grado de cocinado de la carne, ya que una carne más hecha implicaba un mayor riesgo de hipertensión, frente a los que prefieren una carne con un punto menor de cocinado.

«Aunque la razón exacta sigue sin estar clara, la evidencia acumulada ha sugerido que cocinar carnes a altas temperaturas puede producir varios químicos peligrosos, incluyendo aminas aromáticas heterocíclicas, hidrocarburos aromáticos policíclicos y productos finales de glicación avanzada, que podrían inducir estrés oxidativo, inflamación y resistencia a la insulina en estudios con animales», explica Liu, que añade que «estas vías fisiopatológicas también pueden conducir a un riesgo elevado de desarrollar hipertensión».

Estos resultados sugieren que puede ayudar a reducir el riesgo de hipertensión el no ingerir estos alimentos muy tostados y moderar el uso de métodos de cocción a la brasa o de alta temperatura, como asar a la parrilla y al horno.

Sin embargo, lo que aún está por determinar es si estos resultados son extrapolables a las verduras a la parrilla o al aire libre, o a otros tipos de carne, como la de cerdo o cordero. Tampoco se ha determinado qué ocurre con otros métodos de cocinado, como el sofrito o el estofado. Además, este estudio solo se ha realizado con población caucásica, por lo que se desconoce cómo afecta a otras razas.

Estos hallazgos preliminares habrán de ser confirmados con más estudios, pero es bueno tenerlo presente.

Por si fuera poco, otros estudios han señalado que el cocinar carne, pollo o pescado a las brasas o a temperaturas muy altas se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer, incluidos el cáncer de colon, próstata, páncreas, estómago y mama, particularmente con el modo “muy hecho”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

8  +  2  =  

Scroll al inicio