Un estudio con ratones publicado en «Nature Communications» llevado a cabo por científicos del Leibniz Institut für Altersforschungt – Fritz Lipmann-Institut e.V. (FLI) (Jena, Alemania) demuestra que, con la edad, el acortamiento de los telómeros aumenta la demanda de energía de las células y los tejidos, con lo que también se aumenta la demanda de glucosa. Se sabe que la esperanza de vida se correlaciona con la longitud de los telómeros, que se van acortando en edades avanzadas. Los ratones de más edad con telómeros cortos que recibían una alimentación rica en glucosa mostraban un 20 por ciento de aumento de la esperanza de vida global.
Hasta la fecha, se considera que la reducción de la cantidad de calorías y de azúcar son medidas adecuadas para la prevención de las enfermedades y la prolongación de la vida. Esto únicamente parece cumplirse en los jóvenes y adultos de mediana edad y, de hecho, es posible que ocurra lo contrario en la vejez.
Estos resultados pueden proporcionar una explicación del cambio en la correlación del peso corporal y la esperanza de vida en los mayores en comparación con las personas de mediana edad. De hecho, el aumento del peso corporal en las personas de mediana edad se relaciona con una menor esperanza de vida y un aumento del riesgo de aparición de enfermedades mientras que, en los años posteriores, esta relación es precisamente la contraria.
Habrá que comprobar si los resultados del estudio también se cumplen en los seres humanos. En ese caso, es posible que tengamos que cambiar la composición de nuestra alimentación en las edades avanzadas para mantener el funcionamiento de nuestros tejidos y células, los cuales muestran un aumento de la demanda de glucosa para la producción de energía.
Tal vez sea esta la razón de que, en edades avanzadas, el resto de las papilas gustativas se vayan atrofiando, excepto las que perciben el dulce. De hecho, los ancianos tienen una especial delectación con los platos dulces.