Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Lund (Suecia) cuyos resultados se han publicado en la revista Journal of Nutrition and Metabolism así lo muestra.
Se alimentó a los ratones durante tres meses con una dieta rica en grasa más un tipo de baya: arándanos rojos, arándanos, frambuesa, moras, grosella negra, baya de corneja, ciruelas pasas y bayas de açai. Un grupo de control no recibió ni la dieta grasa ni las bayas y a otro grupo se le alimentó con la dieta rica en grasa sin bayas.
Al finalizar el estudio el grupo que tomó arándanos rojos obtuvo con diferencia los mejores resultados. Estos animales no engordaron más que los del grupo de control, que habían sido alimentados con una dieta baja en grasa. Además, los valores de glucosa y de insulina en sangre tampoco fueron superiores. Los niveles de colesterol y de grasa en el hígado eran inferiores que los de los animales alimentados con una dieta rica en grasa.
También se obtuvieron buenos resultados, aunque en menor medida, con la grosella negra y los arándanos. Las bayas de açai, a menudo calificadas como «super-bayas», obtuvieron los peores resultados, ya que ese grupo sufrió un aumento de peso y mayores niveles de grasa en el hígado.
Los investigadores suponen que los resultados obtenidos con los arándanos rojos se deben a su contenido en polifenoles, aunque aún habrá que realizar más investigaciones para determinar su mecanismo exacto y para confirmar estos resultados en humanos.
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