Seguir una dieta baja en grasas es garantía de buena salud. Según un estudio realizado por la University Medical Center en Nashville (EEUU), las personas que ingieren muchas grasas saturadas tienen más riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que las que siguen una dieta baja en grasas.
El equipo de trabajo tomó los datos de varios estudios ya publicados que analizaban la relación entre la ingesta de grasas en la dieta y el riesgo de aparición de neoplasias malignas en los pulmones. Contaron con datos de más de 1,4 millones de participantes, entre los cuales hubo 18.822 casos de cáncer de pulmón y a los que se hizo un seguimiento de nueve años.
Los investigadores identificaron la ingesta de grasas totales y saturadas así como insaturadas dietéticas y clasificaron a los participantes en cinco categorías, en función de su consumo. Aquellos que comieron una mayor cantidad de grasas no saturadas contaron con un 8% menos de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Es más, si estas grasas se sustituían en un 5% por las insaturadas, el riesgo de padecer cáncer de pulmón disminuía un 16%.
Así lo determina este grupo de científicos: «Mientras que la mejor manera de reducir el riesgo de cáncer de pulmón es no fumar, una dieta saludable también puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de pulmón. Específicamente, nuestros hallazgos sugieren que la reducción de la ingesta de grasas saturadas, especialmente entre los fumadores y fumadores recientes, puede ayudar a prevenir no sólo las enfermedades cardiovasculares, sino también el cáncer de pulmón”.