La importancia de comer a la hora correcta y con la frecuencia adecuada

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Siempre destacamos lo importante que es comer sano, llevar unos hábitos saludables e incluir en nuestra rutina diaria algo de ejercicio físico. Un estudio de la Universidad de Columbia ahora destaca que no solo es importante qué comemos, sino que también lo es que comamos a la hora correcta.

Esta investigación se basa en varias evidencias científicas referentes a cómo influye el comer a una hora correcta y la frecuencia de las comidas sobre los factores para sufrir un infarto de miocardio o un ictus.

“El momento de las comidas puede afectar a la salud dado que impacta sobre el reloj interno del organismo. En estudios con modelos experimentales se ha visto que cuando un animal recibe el alimento cuando se encuentra en una fase inactiva, por ejemplo cuando está durmiendo, su reloj interno se restablece de una manera que puede alterar el metabolismo de los nutrientes, conllevando así una mayor ganancia de peso y el desarrollo de resistencia a la insulina e inflamación. Sin embargo, se requieren más estudios antes de que este efecto pueda ser aceptado como un hecho en los humanos”, señala en Circulation Marie-Pierre St-Onge, directora del estudio.

Por ejemplo: saltarse el desayuno está relacionado con un aumento de los factores de riesgo de desarrollo de la enfermedad cardiovascular. Aquellos que desayunan a diario tienen menos posibilidades de sufrir hipercolesterolemia e hipertensión arterial. Sin embargo, aquellos que no comen la primera comida del día tienen más posibilidad de padecer obesidad o diabetes.

Eso no es todo. Comer a la hora correcta y hacerlo con la frecuencia adecuada también pone en riesgo nuestra salud, y está asociado a mayor riesgo de patología cardiovascular, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, hipoglucemia o resistencia a la insulina.

St-Onge lanza este consejo: “Recomendamos comer con conciencia, planificando qué comer y cuándo hacerlo para evitar comer de una forma ‘emocional’. Mucha gente encuentra que sus emociones pueden desdencadenar episodios de ingesta cuando no tienen hambre, lo que por lo general conlleva un consumo excesivo de calorías procedentes de alimentos con muy bajo valor nutricional”.

La investigadora concluye con que “todas las actividades tienen su lugar en cualquier agenda apretada. También el comer de forma saludable y la práctica de ejercicio. Estas actividades deben ser planificadas con antelación y deben contar con un tiempo suficiente para su realización”.

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