¿Alguna vez te han dicho “tienes mala cara”? Nuestro estado de salud, nuestro bienestar se refleja en nuestra cara, y no es necesario que tengamos enfrente a un médico o experto sanitario para darse cuenta de ello, sino que cualquier observador puede saber cómo se encuentra una persona en base a tres rasgos faciales. Es la conclusión que se extrae de un artículo que han escrito los psicólogos canadienses Daniel Re y Nicholas Rue.
Lo primero que nos identifica es el enrojecimiento de la piel. Cuando el estado de salud es malo, nuestra piel está pálida, incluso azulada. Sin embargo, tener la cara más rojiza nos hace más atractivos incluso al sexo opuesto (lo que también sucede con los primates). ¿Cómo conseguir estar más rojos? Con una hora a la semana como mínimo de ejercicio aeróbico.
Lo segundo es el brillo amarillo de la piel, también en contraposición a la palidez. Dicho brillo se obtiene de los carotenoides de las frutas y verduras, un elemento antioxidante que ayuda al sistema inmune y a frenar el envejecimiento. ¿La recomendación para conseguir estar “más brillantes”? Tres piezas de fruta al día.
Por último, la grasa acumulada. Una persona con obesidad refleja en la cara el estado en el que se encuentra, y ello implica problemas de hipertensión, coronarios…
Nuestro objetivo debe ser cuidarnos no sólo para sentirnos bien por dentro, sino también por fuera.