El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas ha realizado una investigación que podría ser un punto de luz en el tratamiento de la obesidad desde un punto de vista farmacológico. El CNIO ha desarrollado junto al US National Institute of Aging y con la participación de la Universidad de Santiago de Compostela un estudio que demuestra que la inhibición farmacológica parcial de la enzima PI3K en ratones y monos obesos reduce el peso corporal y las manifestaciones fisiológicas del síndrome metabólico (diabetes y esteatosis hepática – hígado graso), según publica Madrimasd.
Se trata de un trabajo que nacía con el fin de estudiar dicha enzima PI3K y su relación con la aparición de cáncer, ya que favorece el anabolismo celular, un proceso que puede inducir el crecimiento y multiplicación celular. El CNIO ha desarrollado su propio inhibidor experimental de PI3K (CNIO-PI3Ki) y ha estudiado los efectos de éste sobre el metabolismo.
Sin embargo, como explica Ana Ortega-Molina, primera firmante del estudio, “nos hemos desviado del propósito original anticanceroso”. La investigadora asegura que “en estudios previos nuestros, habíamos visto que una de las funciones fisiológicas normales de la enzima PI3K es fomentar el almacenamiento de nutrientes. Esto nos pareció muy interesante porque precisamente este tipo de manipulación, la regulación del equilibrio entre almacenamiento y gasto de nutrientes, es lo que se persigue en el tratamiento de la obesidad».
El estudio se ha probado inicialmente en ratones durante cinco meses y en monos durante tres, ambas especies con obesidad. Los ratones, con una dieta rica en grasas, perdieron un 20% de su peso en los primeros 50 días y desde ahí se estabilizaron, manteniendo la misma alimentación. En cuanto al tratamiento en los monos, la cantidad de tejido graso disminuyó un 7,5% y se mejoraron los síntomas de diabetes.
En animales no obesos, la administración del fármaco no produjo ningún efecto. “Esto pone de manifiesto que la actividad de la enzima PI3K sólo es relevante cuando hay un exceso de nutrientes”, ha señalado la investigadora del CNIO Elena López – Guadamillas.
Además, no se han observado efectos secundarios en un plazo medio-largo (5 y 3 meses), lo que abre la puerta a que se estudie qué efecto podría tener el inhibidor CNIO-PI3Ki en humanos. “Muchos tratamientos prometedores en animales luego resultan no ser eficaces en humanos o aparecen toxicidades que no se habían observado en los animales. Pero obviamente, a pesar de las incertidumbres, hay que intentarlo”, ha asegurado Manuel Serrano, investigador del CNIO y responsable del Grupo de Supresión Tumoral de este organismo.