Los emulsionantes, aditivo común en los alimentos, pueden afectar a la microbiota intestinal y aumentar la ansiedad

Según un estudio, los emulsionantes que se introducen como aditivos comunes en los alimentos producen cambios fisiológicos y de comportamiento. Se trata de un tipo de ingredientes que está presente en una amplia gama de alimentos, como algunos tipos de pan, chocolate, margarina, carnes procesadas y otros, y cuya función es modificar la textura de los alimentos y aumentar la vida útil de los mismos.

En investigaciones anteriores se había observado que estos emulsionantes alteran el microbioma de los ratones, causando inflamación de bajo grado, lo cual aumenta el riesgo de obesidad y de otros trastornos metabólicos. Otro trabajo, esta vez en seres humanos, concluía que el consumo de este tipo de aditivos puede afectar a las bacterias intestinales, que “pueden verse directamente afectadas”.

El último estudio relacionado lo realizó un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Georgia (Atlanta, EEUU), que enfocó su trabajo hacia dos emulsionantes comunes: la carboximetilcelulosa (CMC) y el polisorbato-80 (P80) y su efecto en la salud mental. Los científicos añadieron CMC y P80 al agua potable de un grupo de ratones durante 12 semanas y midieron su comportamiento, cambios en su microbioma y otros parámetros fisiológicos después de este tiempo.

«Nos preguntamos si pueden los efectos de los emulsionantes sobre la inflamación sistémica hacerse extensivos al cerebro y al comportamiento, y la respuesta fue que sí”, señala uno de los autores del trabajo, el profesor Geert de Vries.

Observaron, tras las doce semanas de consumo de emulsionantes en el agua, que sí se habían visto afectadas las bacterias intestinales, aunque las consecuencias fueron distintas en los machos que en hembras: en el caso de los machos aumentaba el comportamiento ansioso y en el de las hembras, disminuía la conducta social. Para los investigadores, existen diferencias entre la forma en que funcionan el sistema inmunitario masculino y el femenino, lo que podría llevar a estas diferencias entre machos y hembras.

Se trata de un trabajo preliminar y estos expertos afirman que van a seguir trabajando en ello, ya que «determinar la medida en que los estudios en ratones se pueden extrapolar a los humanos es intrínsecamente difícil». Sin embargo, consideran que se trata de una investigación necesaria dado que, en los últimos años, la ansiedad en la sociedad occidental ha aumentado, así como la enfermedad inflamatoria intestinal. La pregunta ahora es: ¿tienen los aditivos alimentarios alguna responsabilidad en ello? Los responsables de la legislación sobre seguridad alimentaria deberán hacer un seguimiento de este tipo de aditivos.

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