Las dietas disociativas provocan una alimentación desequilibrada

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La llegada del buen tiempo mueve a muchos a querer perder esos «kilitos extra» que durante la temporada invernal se han ganado. Para ello, resulta demasiado fácil recurrir a dietas milagro, de las que prometen resultados extraordinarios en tiempos increíbles. Ejemplo de éstas son las dietas disociativas: aquellas que no permiten a las personas que las realizan determinadas combinaciones de alimentos, que son los que, en teoría, engordan (y no los propios alimentos).

Es más, estas dietas disociativas, según leemos en Infosalus, provocan que no se lleve una alimentación equilibrada, tal y como ha advertido Carolina Muro, directora de la Unidad de Nutrición de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas.

«Parten de, al menos, dos errores de origen: por un lado, se basan en que el sistema digestivo realiza la digestión de cada uno de los nutrientes de manera independiente; por otro, clasifican los alimentos de una manera simple».

Y sigue: «Escuchar los cantos de sirena de alguna dieta milagro, como es el caso de las dietas disociativas, nos aparta de nuestro objetivo, que debe ser mantener una alimentación lo más equilibrada, variada y moderada posible, y completarla con actividad física diaria«.

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