De la misma manera que cada vez más adultos siguen una dieta sin gluten sin ser celiacos, cada vez más padres alimentan a sus hijos con dietas restrictivas sin que el médico haya prescrito ninguna intolerancia o alergia. Es la advertencia que hace el hospital Sant Joan de Déu en el informe FAROS, que ofrece a las familias consejos y pautas para que la alimentación de los más pequeños sea saludable.
Este informe vuelve a poner a relucir el déficit en el consumo de fruta (el 80% no come la fruta necesaria), de verdura (el 50% sólo come verdura una vez al día) y de pescado (el 90% no come pescado de forma semanal). Además, se constata que muchos padres restringen la alimentación a sus hijos por motivos culturales, religiosos o siguiendo informaciones que circulan sobre alimentos no recomendados por sus efectos nocivos en la salud.
La dieta hiperproteica, la vegana, la ovolacteovegetariana o la crudivegana empiezan a ser más comunes entre los más pequeños y, si bien pueden ser una opción válida, los padres han de preocuparse porque las necesidades nutricionales del organismo estén satisfechas: vitamina B12, ácidos grasos, vitamina D, calcio, zinc, hierro… son algunos de los déficits que el cuerpo presenta con estas dietas y que pueden suplirse gracias al seguimiento que un dietista nutricionista puede hacer.
También sufren estas restricciones dietéticas alimentos con mala fama, como son la leche o el gluten, que son eliminados de la alimentación de los niños sin que su cuerpo sea intolerante a los mismos. Los efectos para los más pequeños pueden incidir en su desarrollo y pueden ser graves a largo plazo.