La disbiosis intestinal, pérdida de biodiversidad intestinal, relacionada con la obesidad y la diabetes mellitus

obesidad

Una de las enfermedades que más atención están recibiendo en los últimos años es la obesidad, y las causas de la misma. En el 58 Congreso anual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) se ha tratado la relación que existe entre la disbiosis intestinal, la pérdida de la biodiversidad del intestino, y la obesidad y la diabetes mellitus. 

Desde hace unos años, se ha comprobado que se tienen menos bacterias en la flora intestinal, o están cambiando. También se ha alterado la microbiota, asociada con la obesidad, lo que podría provocar que las personas generen hasta 150 kilocalorías de más en su dieta diaria.

¿Cuál es el motivo? Explica las teorías Francisco José Tinahones, presidente del Comité local del Congreso de la SEEN: «Una de las teorías es que estamos ganando bacterias que tienen mucha capacidad de digestión y que son las que hacen que rentabilicemos más los alimentos. Otra hipótesis tiene que ver con el hecho de que las bacterias que estamos perdiendo son aquellas que estimulan al sistema nervioso para que se produzca una pérdida de apetito tras la ingesta de alimentos».

Es decir, estas bacterias de la microbiota tienen una función que es la de ayudar a digerir alimentos que de otra forma serían indigestibles. La obesidad llega por las bacterias que se pierden, ya no tanto el número de ellas, sino que se pierden bacterias que tienen una función clara.

En cuanto al por qué, Tinahones apunta a que «existen muchas variables, pero la razón fundamental es el uso abusivo de antibióticos y la asepsia de los niños tras el nacimiento. Las bacterias se van incorporando a nuestro organismo desde que nacemos y, aunque la asepsia que rodea a los niños ha reducido la mortalidad por infecciones intestinales, también ha contribuido a que no se incorporen al organismo determinadas bacterias fundamentales».

No queda ahí. Existen otras causas: incremento de las características de urbanidad, reducción de los miembros de las familias, aumento de las cesáreas o descenso de la lactancia, lo que provoca que no se incorporen al niño algunas bacterias beneficiosas de las madres.

El congreso de la SEEN ha tratado otros temas, como el riesgo cardiovascular en pacientes con déficit de la hormona de crecimiento, que se produce en la glándula hipofisaria. Ésta se encuentra en la base del cráneo y es una de las principales glándulas endocrinas, ya que las hormonas que segrega regulan otras glándulas periféricas como la tiroides, las suprarrenales y las gónadas.

La hormona de crecimiento, además de tener funciones en lo que indica su nombre, tiene funciones metabólicas muy importantes ya que tiene efecto estimulador de la masa negra, reductor de la masa grasa (visceral sobre todo) y favorecedor de una correcta mineralización ósea.

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