Las personas en tratamiento quimioterápico de cáncer de mama deben evitar los fitoestrógenos

Un estudio llevado a cabo en el Instituto de Investigación Scripps ha descubierto que dos compuestos similares a los estrógenos y que se encuentran en muchos alimentos revierten la eficacia de la terapia de combinación con palbociclib y letrozol, dos fármacos utilizados en el tratamiento de cáncer de mama.

Dado que algunos de estos tumores dependen de los estrógenos para su desarrollo, la preocupación sobre el impacto de los llamados xenoestrógenos sobre el tratamiento del cáncer de mama está justificada, tal y como manifiesta Gary Siuzdak, director del estudio. Su equipo ha empleado tecnología avanzada para establecer el perfil metabolómico de las células tumorales tratadas con esta combinación terapéutica y determinar cómo varía cuando éstas son expuestas a la zearalenona y genisteína, dos xenoestrógenos dietarios comunes.

Incluso a bajas dosis, ambos compuestos lograron revertir el impacto metabolómico del tratamiento oncológico, afectando particularmente a metabolitos considerados clave en la eficacia de la terapia. Los xenoestrógenos también restablecieron la proliferación de las células tumorales a niveles similares a los observados en ausencia de fármacos.

La zearalenona es producida por hongos que comúnmente colonizan diversos cereales y ya se había vinculado a defectos congénitos y a un desarrollo sexual anormal en animales de granja. La genisteína se encuentra en la soja y existe también en alta concentración en suplementos alimentarios ricos en fitoestrógenos (sustancias vegetales similares a los estrógenos).

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