Existe una dieta que puede ayudar a que los pacientes que han sufrido un ictus no experimenten un deterioro cognitivo, tal y como demuestra un estudio realizado por investigadores del Rush University Medical Center (Chicago, EEUU). Se trata de la dieta MIND, un híbrido de la llamada dieta DASH, baja en sodio, enfocada a prevenir la hipertensión, y la Dieta Mediterránea, basada en frutas, verduras, granos enteros, frutos secos, proteína magra y aceite de oliva virgen extra.
Hasta ahora, se había demostrado que esta dieta estaba relacionada con un deterioro cognitivo más lento en personas mayores sanas, pero esta nueva investigación apunta a que el grupo de población que más beneficiado puede salir por este tipo de alimentación son los pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares. Se trata de un grupo de población que padece casi el doble de demencia que el resto de población.
De momento, se trata de resultados previos, ya que se han obtenido con un grupo no muy amplio de pacientes que han sufrido ictus, pero puede ser un buen indicativo para seguir trabajando en este sentido. Además, se ha observado que, para que sean manifiestos los beneficios, no es imprescindible que la adherencia a esta dieta sea total, basta con hacer pequeños cambios en la alimentación de los pacientes.
¿Cómo es la dieta MIND?
Esta dieta se basa en varias recomendaciones: tres porciones de granos enteros al día, seis porciones de verduras de hoja verde, dos porciones de frutas rojas (arándanos, frambuesas, grosellas…) a la semana. También incentiva el consumo de otras verduras, así como de pescado, frutos secos o carne de ave, así como de aceite de oliva virgen extra y alcohol una vez al día. Las restricciones se aplican al consumo de carne roja, comida rápida, queso, dulces y mantequilla.