Los jóvenes obesos también multiplican su riesgo de sufrir cáncer prematuramente

Un estudio publicado en la revista “Obesity” concluye que un índice de masa corporal de más de 30 en adultos jóvenes puede conllevar graves problemas de salud, entre ellos un aumento en el riesgo de desarrollar hasta 13 tipos de cáncer: de mama, colorrectal, riñón, endometrio, tiroides, páncreas, hígado, mieloma, gástrico, meningioma, ovario, esófago y vesícula.

Los casos de cáncer en adultos jóvenes se están incrementando. Es más, según datos del estudio, casi un 10% de los tumores de mama y el 25% de los nuevos casos de cáncer de tiroides se dan en personas de 20 a 44 años. La obesidad provoca el aumento del riesgo de sufrir todos estos tipos de cáncer, ya que amplifica los mecanismos celulares que promueven su desarrollo y acelera su progresión.

Los investigadores trabajaron con datos extraídos de los estudios de la Universidad Case de la Reserva Occidental de Cleveland (EEUU), analizando datos de más de 100 investigaciones con animales, ensayos clínicos y estudios epidemiológicos y comprobaron que la obesidad infantil y juvenil pueden tener un efecto duradero que termine derivando en cáncer.

Uno de los autores del estudio, Nathan Berger, asegura que “si eres obeso, tienes un mayor riesgo de cáncer. Y si pierdes peso, mejora el pronóstico y puede reducirse el riesgo, pero nunca desaparece por completo. Incluso, si una vía se bloquea con éxito, el cáncer inducido por la obesidad toma otro camino”.

El motivo es que la obesidad provoca cambios en el ADN que se acumulan con el tiempo y que incluyen marcadores genéticos y modificaciones epigenéticas que se mantienen hasta mucho tiempo después de perder peso. Pero además,  esta enfermedad altera el metabolismo y causa desequilibrios hormonales que pueden ayudar a las células tumorales a subsistir; altera la flora microbiana en el intestino, causando un predominio de microorganismos que favorecen el cáncer; y el reflujo gastroesofágico (tan frecuente en obesos) provoca daños que incrementan el riesgo de cáncer de esófago.

Dado que los cambios pueden permanecer incluso después de haber adelgazado, es conveniente hacer saber al médico de cabecera si se ha sido obeso de pequeño o en la juventud para que lleve un seguimiento más exhaustivo.

Esta es otra razón más para prevenir esta pandemia que afecta a 110 millones de niños y adolescentes en el mundo y de que se tome conciencia en todas las instancias: padres, escuelas, industrias y gobiernos de la seriedad del problema.

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