Según un trabajo realizado en el Cedars-Sinai Medical Center en Los Ángeles (Estados Unidos) y publicado en “Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism” las personas cuya respiración tiene altas concentraciones de hidrógeno y metano son más propensas a mayor índice de masa corporal y porcentaje de grasa corporal.
Este estudio postula que la presencia en el aire espirado de estos dos gases en cantidades importantes indica la existencia de sobrecrecemiento en el intestino de un microorganismo, el Methanobrevibacter smithii (M. smithii), que puede contribuir a la obesidad. Cuando M. smithii se convierte en sobreabundante, puede alterar el equilibrio de manera que hace al huésped humano tenga mayor predisposición a engordar.