Adelgazar rápido: Las "dietas milagro"

 

Adelgazar rápido- dietas milagro

Es indiscutible la importancia de tener un peso normal, pero no a cualquier precio.

Periódicamente, sobre todo a medida que se acerca el momento estival, aparecen nuevas dietas que “prometen” adelgazar rápido y de forma fácil: la dieta del grupo sanguíneo, del sirope de arce, de la sopa quemagrasa, del potito de bebé, la dieta hiperproteica, la dieta restrictiva de los hidratos de carbono, la dieta del helado o la del batido, etc. Todas estas dietas tienen un denominador común: el efecto rebote, es decir, inicialmente se pierde rápido, pero al dejar el régimen, se recupera no sólo el peso perdido sino aún más. Es lo que se conoce como el efecto yo-yo. ¿Por qué se produce este fenómeno?

Una dieta desequilibrada y monótona va a crear en el organismo una sensación constante de falta de energía, lo que conducirá irremediablemente a almacenar reservas en cuanto la dieta vuelva a una cierta normalidad. En una o dos semanas nos puede hacer bajar mucho de peso, pero no logrará mantenerlo en el tiempo e incluso originará después un aumento superior al punto de partida. Además, nos habrá creado ciertas deficiencias que pueden desembocar en algunas enfermedades. En este sentido, todas ellas inducen déficits nutricionales severos y pérdida de agua y de masa muscular que pueden tener consecuencias negativas importantes a corto y largo plazo sobre la salud física y mental.

Algunos signos que nos pueden poner en la pista de que algo no va bien son: se está adelgazando y se pierden dos o más kilos a la semana; se nota que los músculos han perdido volumen, tono y fuerza; se siente cansancio, irritabilidad; se experimenta la necesidad de comer compulsivamente con cierta frecuencia e incluso cuesta conciliar el sueño por apetito. Los signos de que se está entrando en un cuadro de malnutrición con consecuencias poco recomendables sobre la salud son: una excesiva caída de pelo aproximadamente un mes después de haber iniciado la dieta, fragilidad en las uñas, aparición de grietas en las comisuras de los labios, mareos, palpitaciones o calambres.

Las dietas milagro o Yo-Yo, cuyo uso aumenta en los meses de verano, tienen efectos adversos. Se trata de dietas no equilibradas que, además de tener un efecto rebote por el que en un breve periodo de tiempo se recupera el peso corporal por encima del peso inicial, pueden causar problemas sobre el metabolismo y la función renal, y ocasionan deficiencias vitamínicas y caída del cabello, entre otros efectos nocivos.

El efecto yo-yo

El balance energético que regula el peso corporal, reduce o aumenta el gasto de energía dependiendo de la ingesta, pero con una clara tendencia al ahorro: si se aumenta la ingesta, se incrementa levemente el gasto; si se disminuye, la reducción del gasto es mucho mayor.

La respuesta tiende claramente a preservar la grasa corporal como reserva energética y se acompaña de una respuesta metabólica y neuro-endocrina con disminución de la leptina y aumento del neuropéptidoY, que ocasionan una tendencia a comer más y a reducir el gasto energético. Por ello, el sujeto no sólo recupera o incluso incrementa el peso perdido, sino que cambia su composición corporal con tendencia a un mayor acúmulo de grasa.

Someterse continuamente a una restricción alimentaria desequilibrada con el fin de querer adelgazar, sin plantearse la pérdida de peso como un cambio en el estilo de vida, conduce al conocido fenómeno del yo-yo o del peso cíclico. Hoy sabemos que este fenómeno origina los siguientes efectos:

  • Determina un mayor peso final
  • Aumento de grasa a nivel abdominal
  • Mayor inestabilidad emocional
  • Aparición de trastornos de conducta alimentaria
  • Conduce con frecuencia al desarrollo de un síndrome metabólico, con incremento final del riesgo cardiovascular asociado a diabetes tipo 2 e hipertensión.

Un ejemplo particular de este tipo de dietas son las dietas ricas en proteínas y bajas en carbohidratos que se utilizan para adelgazar, en especial las que no incluyen cantidades adecuadas de fibra, podrían tener efectos dañinos a largo plazo. En un estudio de un equipo de Reino Unido se observó que ese tipo de dieta producía ciertos cambios en el colon que, en el tiempo, podrían elevar el riesgo de desarrollar cáncer, según publica “American Journal of Clinical Nutrition”. Asimismo, producen alteraciones en la función renal.

 

 

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