VENTAJAS PARA LA SALUD DE LA ALIMENTACIÓN EN VERANO

La época estival, desde el punto de vista de la nutrición, es muy favorable.

Por una parte, al haber más horas de sol, es más factible tener un buen nivel de vitamina D. Actualmente, un porcentaje nada despreciable de la población tiene déficit de esta vitamina, lo cual no favorece nada la densidad ósea; pero es que, además, se asocia el tener un nivel alto circulante de vitamina D con un bajo riesgo de cáncer colorrectal, según se acaba de publicar en el Journal of the National Cancer Institute. Conviene recordar que, tras tomar alimentos ricos en vitamina D, como los lácteos, el salmón, el atún o las almendras, para ser eficaz necesita transformarse en 25 (OH) Colecalciferol merced a los rayos UV. Por eso, el verano es un buen aliado en este aspecto. De paso, recordar que, ya que el tiempo acompaña, hay que programarse la rutina de los paseos al aire libre, que también contribuyen a mejorar nuestra salud osteoarticular y cardiovascular.

De otro lado, el calor predispone a tomar más alimentos frescos sin cocinar (ensaladas, gazpachos, sorbetes…). La cocción elimina el contenido de varias vitaminas en los alimentos (Vitamina C, B1, B2, B6, B12 y Ácido Fólico). Si se consumen alimentos de proximidad, de forma que no haya transcurrido mucho tiempo desde su recolección hasta su consumo, y sin cocinar, el aporte vitamínico va a ser mayor.

Además, la variedad de frutas disponible en verano es muy superior a otras épocas del año (refiriéndonos a las frutas que no han recorrido medio globo terráqueo para ser consumidas), lo cual supone un refuerzo a nuestra tendencia natural a ir cambiando los alimentos que tomamos diariamente; de forma que nos resulta mucho más fácil tener dónde escoger y será difícil que, dentro de toda la oferta que se nos presenta en verano, no haya ninguna fruta que nos apetezca. Es de sobra conocido lo recomendable que es consumir fruta, precisamente por ser una fuente importante de vitaminas y fibra vegetal, entre otras cosas.

En cuanto a pescados, el verano es el periodo del bonito. Es éste un pescado que, siendo azul (omega 3), no tiene los inconvenientes del atún en lo que a metales pesados se refiere; por lo que no hay ninguna restricción en la frecuencia de su consumo. Además, el aporte calórico del bonito es menor que el del atún. Hay que aprovechar esta época para consumirlo

Las sardinas también son un pescado altamente recomendable por su contenido en omega 3, yodo, vitaminas A, E y D, fósforo y calcio, entre otros nutrientes. El problema en invierno es que dejan un olor muy penetrante en los interiores al cocinarlas. Por eso, el verano proporciona una oportunidad estupenda para poder prepararlas al aire libre.

Por último, recordar que, a la hora de escoger un helado, siempre es más recomendable un sorbete natural que un helado con nata u otro tipo de grasas. Si nos llama mucho esa última textura, los podemos elaborar con quesos frescos, cuajadas o yogur. El resultado es parecido y nuestras arterias y nuestra báscula nos lo agradecerán.

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