Formas de comer

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Las formas de comer dependerá de varios factores: el tipo de vida que llevemos, el tiempo del que dispongamos para comer, el grado de ansiedad que tengamos en el momento que empecemos a comer y nuestros ritmos biológicos circadianos, entre otros.

Siempre hay un patrón básico que debemos intentar mantener. La masticación es muy importante porque es en la boca donde comienza la digestión con la saliva. Si masticamos poco no damos tiempo a los enzimas de la saliva a actuar y el alimento pasa con un grosor mayor al estómago, lo que hará que este órgano tenga que trabajar más y podamos sentirnos molestos después. Por tanto, siempre habrá que dedicar un mínimo de tiempo a una comida.

Otro factor a vigilar es nuestro nivel de ansiedad en el momento en que comencemos la comida. Todos sabemos que en un momento de ansiedad comemos de forma compulsiva casi sin masticar, «engullendo». Esto originará una sensación posterior de malestar gástrico. Además, la ansiedad original una secreción mayor de saliva que va acompañada de muchas burbujas y al deglutirlas formarán un volumen de gas en el estómago e intestino muy molesto.

Por otra parte, si después del almuerzo tenemos que seguir trabajando, a mayor copiosidad, más cantidad de endorfinas habremos generado y más volumen de sangre se derivará hacia el bazo, lo que originará que llegue menos flujo sanguíneo a nuestro cerebro; con el consiguiente sopor. Si, además, la comida tiene un alto contenido graso, el vaciado gástrico se prolongará más y tendremos una sensación de pesadez mayor durante más tiempo. En consecuencia, según nuestro tipo de vida laboral, deberemos planificar cómo distribuir la comida a lo largo del día.

Otro factor que determinará la distribución de nuestra dieta será nuestro propio aparato digestivo. Hay personas que recién despertadas son incapaces de tomar ningún alimento sólido y necesitan que transcurra al menos una o dos horas para poderlo hacer. En este caso, se toma a primera hora una infusión y a ser posible un zumo o un yogur, y a media mañana se toma el equivalente a lo que habría sido un desayuno (un bocadillo, etc.).

En cualquiera de los casos siempre se deberán realizar cinco comidas a lo largo del día y tener siempre en cuenta que, salvo que se haga unas tres horas antes de dormir, la cena no deberá ser con un contenido calórico muy elevado, lo que traducido a nivel práctico, supondrá tomar alimentos elaborados con poca grasa o que no tengan por sí un alto contenido graso.

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